En la Sesión Extraordinaria celebrada el lunes 20 de diciembre, el Concejo Deliberante reconoció la labor y trayectoria humanitaria de Marta Bauer. Fue a partir de una nota presentada el 17 de noviembre por Ofelia Fernández, solicitando que la mencionada sea reconocida con la ‘Distinción al Mérito’.
En esta oportunidad, el intendente Darío Schneider entregó una plaqueta, en nombre del Gobierno de la Ciudad de Crespo, que simboliza el “agradecimiento de la comunidad por su labor, trayectoria y alto grado de solidaridad en pro de los demás”.
Esto fue posible a partir de la Ordenanza Nº 55/92, mediante la cual se establece el otorgamiento anual de la Distinción al Mérito por parte del Gobierno Municipal, a quienes por sus acciones solidarias y trayectoria se hayan destacado en la comunidad.
Conocé a Marta Bauer
Marta María Bauer es una persona conocida -y reconocida- en la sociedad de Crespo. Dictó clases a más de tres generaciones, es una colaboradora incansable, prestó ayuda a quien se lo pidiera y hoy, con sus 91 años, continúa integrando el grupo ‘Amigas del Jardín’.
Nació el 21 de agosto de 1930, es la hija mayor de Don Guillermo Bauer y Sofía Fogel y tuvo dos hermanos, Arturo Bauer y Elsa Bauer de Schwindt. En 1967 contrajo enlace con Celestino Sixto Ebener y tuvieron dos hijos: Ricardo Celestino y Néstor Fabián. Tiene actualmente cuatro nietos: Joaquín y Mateo de su primer hijo, y Agustín José y Facundo, del segundo.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 54 ‘Tomás Guido’, acompañada de sus amigas de la infancia y de la vida y desde muy joven sintió el deseo de escribir a máquina. Es por esto que estudió dactilografía en el Colegio Sagrado Corazón, recibiendo el título en el año 1949 con apenas 19 años. También realizó el curso de Caligrafía por Correo -y aún conserva su Certificado entregado por la ‘Escuela Latinoamericana’ de Buenos Aires-.
Trabajó de dactilógrafa en Sagemüller, tienda Santa Teresita, La Agrícola Regional Coop. Ltda., el INTA, distintos Sindicatos, la Comisaría Crespo y también desde la Compañía de Municiones ‘B’ 121 con asiento en nuestra localidad. Por su diplomacia en caligrafía, las empresas le solicitaban el trabajo de escribir los pergaminos y diplomas, también las dedicatorias de libros que luego su dueño regalaba o donaba a instituciones de bien público.
Tuvo un Taller de Dactilografía, por el que pasaron y estudiaron empresarios, comerciantes, profesores, ciudadanos destacados de nuestra comunidad, pastores y hombres y mujeres de todas las edades. El número aproximado de títulos oficiales entregados superan largamente los seis mil. También dictó clases en el Instituto Comercial Crespo, que en sus comienzos se ubicaba en una casona prestada por la firma Sagemüller.